Hace un tiempo hice
una exposición en una reconocida universidad de Lima a un grupo de jóvenes
estudiantes de derecho de primeros ciclos. En dicha exposición les comentaba
sobre las personas que trabajaban en la administración pública y como, en el
futuro, muchos de ellos formarán parte de esas canteras.
Muchos de los
estudiantes me indicaron que jamás trabajarían para el Estado y nunca se
convertirían en burócratas. Cuando les pregunté el porqué, la mayoría me contestó
que no querían trabajar detrás de un escritorio rodeado de miles de papeles,
atendiendo al público a través de una maraña interminable de trámites
administrativos.
Lleno de curiosidad
les pregunté, a qué pensaban dedicarse una vez que concluyeran la universidad.
La mayoría me miró como si hubiera mencionado un sacrilegio. La respuesta fue,
voy a ejercer la profesión de abogado, en un bufete de abogados y en los
tribunales.
Me pareció muy
curioso, y les indique que, si bien yo también soy abogado, estudié un MBA, soy
consultor externo de varias empresas en el desarrollo de negocios, fui jefe de
una importante dirección del Estado y dicto conferencias, todas estas
actividades muy lejanas a la labor de abogado litigante tradicional. Les
comenté que hace más de 10 años que no pisaba un tribunal y no pensaba hacerlo
en el futuro y que mis socios eran expertos en el desarrollo de tecnologías y
marketing. También les comenté que mi esposa era abogada, pero trabajaba en una
oficina de recursos humanos.
Me di cuenta que
muchos de estos jóvenes estudiantes no tenían muy claro cuál sería su futuro
profesional. Sus padres, en muchos casos, les habían enseñado que era
importante tener un título profesional para conseguir un buen empleo y asegurar
su futuro, pero no tenían claro nada más. En ese momento les pregunté: ¿Cómo se
ven en 10 años? Las respuestas fueron muy variadas. La mayoría pensaba
encontrar un buen trabajo que les asegurara su futuro, como sus padres les
habían educado.
La siguiente
pregunta que les hice fue, ¿Cómo pensaban obtener el trabajo de sus sueños? En
los bufetes de abogados más importantes, gran parte de sus profesionales sabe
inglés u otro idioma. Tiene conocimientos avanzados de computación, tienen
maestrías en una serie de especialidades (no todas en derecho) y una
experiencia importante en otros bufetes, empresas o entidades del Estado.
Entonces ¿Cómo
planeas llegar al empleo de tus sueños? Para que un proyecto sea exitoso, debe
seguirse un plan, donde lo más importante es tener un objetivo claro. En la vida
y en nuestra actividad profesional es
similar, hay que tener un plan con unos objetivos claros. Como se dice en
algunas partes, no todo cae del cielo, si quieres un milagro, debes ayudar a
que se cumpla. Este plan sobre nuestro futuro profesional es conocido como empleabilidad
o desarrollo profesional.
Independientemente
a las definiciones, el sentido de este blog es contribuir para que aquellas
personas puedan lograr ese objetivo, ese empleo con el que sueñan pero que el
instituto o la universidad no te enseñan a conseguir. Espero que semana a
semana y con la ayuda de ustedes, a través de sus aportes, ayudemos a otros a
lograr este sueño.
Para empezar, les
dejo un interesante video sobre las 10 grandes actitudes para el desarrollo
personal.
Diez grandes actitudes para el desarrollo personal y profesional
Desarrollo Personal
Desarrollo Profesional
Empleabilidad
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